Susana Giménez llega este lunes a sus 80 años despidiéndose de los escenarios, con su eterno ciclo televisivo tentándola a volver, el cine, ese arte donde supo ser estrella, invitándola a un protagónico y demostrando que sigue siendo dueña de una vitalidad e imán que la mantiene como uno de los máximos íconos del star system nacional.
Instalada en la finca La Mary de Punta del Este, su ciudad por adopción desde hace décadas, la diva prepara una fiesta para unos 80 invitados, que contará con Cristian Castro y un show musical, según medios televisivos. Otros invitados serán Ricardo Darín, que irá junto a su mujer Florencia Bas, Mirtha Legrand -quien anoche anunció que no podrá viajar- y varios de sus familiares, como Marcela Tinayre, Juana y Nacho Viale. Del ámbito internacional, se mencionan a José Luis El Puma Rodríguez, Ricardo Montaner y Sebastián Yatra.
Pero ese no será el único show de la noche. Otro amigo cantará: se trata de Palito Ortega, que irá a la fiesta junto a su mujer Evangelina Salazar. Es probable que el hermano de la diva, Patricio Giménez, también aproveche la ocasión para ofrecer su arte.
Gustavo Yankelevich, su amiga Teté Coustarot, Marley, Pampita y Valeria Mazza también figuran en la nómina. La variedad de nombres, como también de disciplinas a las que pertenecen y rangos etarios, demuestras una cosa más: Susana rompe barreras de gustos, sexo y ambientes.
Nacida como María Susana Giménez Aubert en Buenos Aires, desde que apareció por primera vez en la tapa de Gente con la leyenda Susana, la mujer que mata, en 1967, tiene uno de los rostros más frecuentes en las publicaciones del Río de la Plata, donde se encumbró fabricando una personalidad encantadora, avasallante y de singular simpatía.
Autora de preguntas acerca de si los dinosaurios estaban vivos o de cómo le acomodaba las pelotas una mujer a su esposo golfista, acuñó latiguillos como ¡Me lo como!, ¡Ay, mi amooor!, ¡Qué amoroso! e introdujo la palabra ídola, que no existía en la lengua castellana y que fue adoptada de inmediato por mucha gente.
La carrera de Susana fue siempre en ascenso, nació en el seno de una familia del barrio de Palermo; luego de haber estudiado en el elitista Quilmes High School y el colegio La Anunciata, tuvo a su hija Mercedes Sarrabayrouse a los 18 años tras un acotado matrimonio con el empresario Mario Sarrabayrouse y de allí pasó a integrar la agencia de modelos de Héctor Cavallero.
La estrella llegó a coleccionar hasta el momento 27 estatuillas entregadas por Aptra (entre ellos el Oro), así como parejas y maridos, entre quienes se contaron Carlos Monzón, Ricardo Darín cuando ella tenía 34 años y él 21, y su marido legal Huberto Roviralta, contra el que revoleó ceniceros y terminó pagándole más de 10 millones de dólares al terminar el vínculo. Los rumores y la prensa del corazón agregan otros nombres a ese núcleo.
Susana Giménez es a estas alturas una figura emblemática del imaginario argentino: siempre joven, siempre exitosa, siempre millonaria y siempre genial, es, aunque el almanaque le marque 80 veranos, una auténtica estrella.