Encerrado en Olivos, Javier Milei dedicó parte de su día a preparar el discurso que brindará hoy ante la Asamblea Legislativa, frente a un hemiciclo que para él es sinónimo de “casta” y al que hasta ahora le dio la espalda.
El Presidente hablará de la herencia que recibió, destacará el ajuste fiscal implacable que hizo en 80 días de gestión y buscará insuflar expectativas con la promesa de un rebote económico. En las últimas horas, en Casa Rosada varios funcionarios y colaboradores deslizaban una novedad: que el líder libertario podría sorprender con una “convocatoria nacional”, a su manera.
Con su estilo confrontativo, Milei podría llamar a la política a que se sume al cambio radical que viene proponiendo y que, según él, es el único camino correcto. “Un llamado a que la vean”, dijeron muy cerca del jefe de Estado y agregaron que habrá “una sorpresita final”.
Respecto al tono, nadie duda que Milei cuestionará en duros términos al Congreso por no haber acompañado la ley Bases que envió en diciembre. Pero varias voces oficiales hoy apuntaban que, dentro de la “escala Milei” su mensaje no será de los más virulentos. “De ninguna manera será un discurso light, será contundente… pero no violento”, dijeron muy cerca del mandatario.
Luego de que el Presidente desmintiera que iba a “hacer llorar” a los gobernadores (la mayoría de ellos estará presente en el Congreso, aunque no todos) un alto funcionario dijo: “Con sus convicciones firmes, va a ser un discurso presidencial, institucional, sabiendo que será mirado por todos los argentinos y por el exterior”.
Milei dio una pista de los términos en los que podría plantear su convocatoria a un acuerdo para reflotar sus reformas. En una entrevista publicada en las últimas horas por el Financial Times, el Presidente dijo: “Quienes voten en contra serán identificados como enemigos del cambio”.
Agenda
La apertura de las sesiones ordinarias en el Congreso llega en un momento en el que el Gobierno no tiene bien definida la estrategia legislativa a seguir tras el fracaso de la ley Bases y los episodios de hostilidad con los gobernadores. Milei viene diciendo que está dispuesto a trabajar sin el Congreso pero aún así hay dos ideas que circulan con fuerza en la sede de gobierno para hacer retomar la actividad legislativa.
La primera es la menos pretenciosa y es en la que trabaja concretamente la “mesa técnica” de Milei, en donde confluyen los equipos de Federico Sturzenegger con la Jefatura de Gabinete. Consiste en despedazar el contenido de la ley ómnibus en decretos (con aquello que supuestamente pueden avanzar sin pasar por el Congreso) y en varias leyes, tema por tema.
La reforma laboral (frenada por la Justicia), la reforma previsional (con un nuevo cálculo atado a la inflación y una diferenciación entre los jubilados que hicieron aportes de los que no los hicieron), las desregulaciones para el sector de hidrocarburos y los cambios para promover grandes inversiones son algunos de los proyectos que están en carpeta para ser impulsados nuevamente por el Gobierno en las ordinarias. A eso se suman otros temas, como declarar a la educación como servicio esencial para interferir en los paros docentes.
La segunda idea, promovida por algunos laderos de Milei, es volver a ir “por todo” y reflotar la ley Bases. “Incluso con agregados”, dijo un colaborador del riñón presidencial. Lo único que estarían dispuestos a sacar del mamotreto original (que todavía tiene estado parlamentario) es el capítulo que aumenta las retenciones al campo. “Toto (Caputo) ya no necesita esa plata”, dijo alguien del primer anillo del jefe de Estado que todavía no quiere dar por muerto el plan A del gobierno libertario.
“Hay que esperar al mensaje del Presidente, ver cómo reacciona la política y medir si es viable un camino de consenso”, dijo en las últimas horas un alto funcionario. En el Gobierno, además de la “mesa técnica”, hay un grupo que trabaja para tender puentes políticos y para zurcir los lazos rotos por los exabruptos de Milei ante cada episodio de conflicto. Trabaja en ese sentido el Ministerio del Interior y también el subsecretario de Gestión Institucional de la Secretaría General de la Presidencia, Eduardo “Lule” Menem.
Estilo
En la entrevista con el Financial Times, Milei dijo que es “difícil” con esta composición del Congreso avanzar con determinadas reformas por los “políticos” que defienden sus “privilegios” pero reconoció que “a largo plazo se necesita al Congreso”.
Sin claridad sobre cómo seguirá la estrategia parlamentaria oficial, algunos colaboradores de la Casa Rosada destacaban que el anuncio de la agenda legislativa típica (una enumeración de proyectos) “no será el centro” del discurso. Si bien distintas áreas del gobierno hicieron sus aportes al Presidente, a la hora de escribir, Milei se recostó únicamente en su asesor estrella, Santiago Caputo, cerebro de la narrativa libertaria y la estrategia política.
Milei buscará diferenciarse de la política tradicional haciendo una puesta en escena atípica. Hablará desde un atril austero con dos banderas dándole la espalda a la presidencia de la Cámara y más cerca de los legisladores. Una estética muy parecida a la que se usa en los Estados Unidos cuando el presidente brinda el “Estado de la Unión”. El líder libertario, que ya viene imitando el estilo norteamericano desde la campaña, también movió a su discurso de la mañana (como se hizo siempre) a las 21 para captar la atención de la ciudadanía con el prime time y hacer de su presentación un gran evento televisado.
Según trascendió, el Presidente tiene previsto hacer una exposición en tres partes: ventilará el “estado del Estado”; destacará las correcciones económicas que hizo de la mano del ajuste implacable de Caputo y buscará generar expectativas a futuro con la promesa del fin del cepo cambiario a mitad de año y un posterior rebote económico.
Milei tuvo como insumo una auditoría que fue realizada en los últimos dos meses por el secretario de Transformación del Estado, Armando Giubert, junto con la Sindicatura General de la Nación (Sigen). Esas áreas enviaron a todas las dependencias del Gobierno una planilla para conocer el estado de situación con respecto a cantidad de personal, las deudas, los juicios pendientes y las contrataciones. Como primera conclusión, ese trabajo arrojó que el Estado tiene deudas por contratos y servicios por 3 billones de pesos. Milei podría valerse de ese y otros datos para dejar asentada la herencia que recibió y para referirse a irregularidades o “curros”, dentro de su jerga.
Milei necesita inyectarle expectativa a la opinión pública de cara a unos meses de enorme sangría del poder adquisitivo. En X-Twitter el Presidente hoy se refirió al movimiento del dólar y la inflación en términos técnicos y apuntó: “Si no erran la matemática verán la luz al final del camino y entenderán qué pone tan nerviosa a la casta”.