La doctora María Alicia Judis, es ingeniera agroindustrial y doctora en Ciencias Químicas de los Alimentos. Fue la primera mujer egresada como Ingeniera en la Facultad de Agroindustrias dependiente de la UNNE, y años más tarde se convirtió en la primera Decana de esta Casa de Altos Estudios.
En el marco del Mes de la Mujer y coincidentemente con el aniversario de la ciudad de Sáenz Peña, radio La Red hace un repaso por la vida de mujeres que se han destacado en su ambiente y que se han abierto paso en un mundo que parecía ser dominado por los hombres.
Por Yanina Kosciak
En el año 1978 la Facultad de Agroindustrias, dependiente de la Universidad Nacional del Nordeste era la única universidad que ofrecía una serie de carreras para los habitantes de Sáenz Peña y de su alrededor.
Entre sus propuestas académicas se destacaban las ingenierías en distintas ramas, una de estas era: Ingeniería Agroindustrial. Esa era la oferta académica que María Alicia, una jovencita recién egresada del colegio secundario, miraba con ojos soñadores.
Sin embargo, se encontraría con un primer obstáculo, este tipo de formación universitaria solamente estaba destinada a hombres, o al menos así se pensaba en la sociedad, ya que hasta ese momento ninguna mujer se había animado a romper con esa regla.
Por aquel entonces la mayoría de las mujeres que decidía seguir estudiando se abocaban a la docencia o a otras carreras ‘más acordes al género’, especialmente en el interior del país.
Pero como tantas mujeres en el mundo que en ese mismo momento se levantaban en contra de preceptos y paradigmas socialmente establecidos que pretendían excluirlas de ciertos sectores, en el interior del Chaco aquella joven y valiente mujer, decidía levantar banderas en su entorno diciendo que ella al igual que los hombres también era capaz.
Sí, capaz de crear y diseñar herramientas para la producción agropecuaria, capaz de manipular maquinarias agroindustriales o incluso de iniciar proyectos de investigación para la industria. Y así fue que se animó a dar el primer paso, y de repente se encontró siendo la única mujer entre un amplio grupo de varones que adentro un aula iniciaba este desafío. Por supuesto, eso no la inhibió para nada, ya que estaba dispuesta a ponerse a prueba y a demostrar que era capaz de alcanzar su objetivo.
Claro, María Alicia tenía una ventaja, y era ser parte de una familia que no vivía bajos los preceptos de una sociedad machista. Era la más chica de tres hermanos, vivía con sus padres. Su papá puso un taller mecánico en el que sus hermanos colaboraban, y ella lo hacía a la par.
“Mi papá nunca discriminó sobre quienes podíamos trabajar en el taller, y yo lo hacía con gusto”, comenta mientras recuerda que aun siendo muy joven aprendió a soldar, a manejar herramientas y a hacer compras de materiales destinados para el arreglo de vehículos. Así que se sentía familiarizada con este tipo de actividad y mientras soñaba con abocarse de lleno al aprendizaje de una carrera afín.
Los obstáculos en la universidad
Ella se imaginaba un mundo igualitario, no veía impedimento alguno para alcanzar sus sueños por el solo hecho de ser mujer. Sin embargo, durante la etapa académica debió afrontar diversos tipos de discriminación tanto de compañeros como de profesores.
“Tuve que soportar a docentes que no podían aceptar mi capacidad de estudio y de retener conocimiento”, recuerda y puntualiza: “en una ocasión un profesor dijo casi con enojo que parecía una bacteria porque no paraba de trabajar un instante y eso me llevaba a obtener muy buenas calificaciones”.
En otra oportunidad, a la espera para rendir un examen final, vestida con camisa, pantalón y zapatos, el profesor a cargo de la cátedra le ordenó que fuera a su casa a ponerse una pollera si pretendía ingresar al aula. Inmediatamente lo hizo y volvió para aprobar con una excelente calificación. No había situación que la amedrentara.
Fue así que, a pesar de los comentarios poco alentadores, incluso de mujeres que se adaptaban al sistema, y de las dificultades que surgían en el camino, en el año 1983 logró alcanzar su meta y convertirse en la primera mujer ingeniera egresada de la Facultad de Agroindustrias en la provincia del Chaco, sentando así un precedente en la sociedad chaqueña y abriendo camino a otras mujeres que comenzaban a soñar con seguir sus pasos.
Avanzando a paso firme
Los próximos desafíos no fueron nada fáciles y siempre cuesta arriba, ya que una vez egresada, se encontró con la triste realidad de que las empresas que buscaban ingenieros para trabajar, solamente aceptaban hombres, así que nuevamente su condición de mujer parecía dejarla afuera del sistema. Sin embargo, nada sería impedimento para seguir adelante.
Decidió seguir estudiando e hizo una Maestría en Educación Psicoinformática en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y luego el Doctorado en Química en la Facultad de Ciencias Exactas de la UNNE. Posteriormente, se formó como docente investigadora y formó parte del CONICET.
A partir de allí viajó por distintas provincias del país y luego por países limítrofes, las puertas se fueron abriendo con más facilidad y poco a poco parecía que el mundo comenzaba a despertar y a mirar a las mujeres de otra manera.
La primera Decana de la Facultad de Agroindustrias
En 1994 y con tan solo 34 años se convierte en la primera Decana de la Facultad de Agroindustrias de Sáenz Peña, Chaco, donde se desempeñó por cuatro años. Este ejercicio de la profesión la llevó a ser la superior de muchos de sus anteriores docentes, y aunque la mayoría lo vio con agrado y orgullo, muchos otros no. Le tocó lidiar con situaciones de destrato y desprecio de quienes no querían someterse a su autoridad ya que no aceptaban que siendo mujer y joven pudiera desempeñar este tipo de tareas jerárquicas. Con mucha inteligencia y altura le hizo honor a su cargo y poco a poco las cosas se fueron acomodando.
La importancia de la familia
En todo este camino profesional también tuvo tiempo para conseguir otro de sus sueños: una familia. Conoció al amor de su vida, quien hasta hoy es su esposo y con quien tuvieron tres hijos. Un compañero de vida clave en su desarrollo profesional, que al igual que ella nunca puso en duda el valor de la mujer y siempre hizo hincapié en la importancia perseguir los sueños personales y profesionales.
“Nada podría haber logrado sin su incondicional ayuda como así también la de mi mamá y de mi suegra”, reconoce la Doctora, “ya que cada vez que necesitaba viajar para capacitarme o ya siendo Decana, para gestionar nuevas ofertas en postgrado para la facultad, ellos estaban ahí para cuidar a mis hijos y alentarme a seguir adelante”.
Incluso, recuerda que, en diversas oportunidades, su esposo se ocupaba de acercar a su primer bebé hasta la facultad para que ella pudiera amamantarlo, “por supuesto allí también teníamos que soportar las críticas, incluso de mujeres, que trataban a mi esposo de pollerudo u otros calificativos”, trae a memoria entre risas. Pero, sin dudas su manera de pensar y la de su esposo estaban lejos de la media, eran visionarios, y acompañarse mutuamente era su primacía familiar.

Jubilación y culminación de una carrera exitosa
El 1 de diciembre de 2021 se acogió a los beneficios de la jubilación, habiendo cumplido durante los últimos años de su labor profesional un rol fundamental dentro de la Uncaus, como secretaria de Investigación, Ciencia y Tecnología.
Cabe destacar que dicha universidad fue creada el 4 de diciembre de 2007 por medio de la Ley Nº 26.355 a partir de la Facultad de Agroindustrias de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE).

Un legado que perdura
Su trayectoria dejó un gran legado en la Casa de Altos Estudios desde que fue una Facultad dependiente de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), hasta que se convirtió en la Universidad Nacional del Chaco Austral (Uncaus), la primera universidad pública del interior Chaco, en la que cada año egresan decenas de mujeres de toda la provincia y sus alrededores como INGENIERAS.
Sin dudas, la doctora Judis marcó un antes y un después para quienes se animen a creer que no hay impedimento alguno cuando que nos detenga cuando nos proponemos firmemente un objetivo. “Las mujeres somos muy capaces, somos estrategas, sabemos cuando y donde hablar, y tenemos un poder de convencimiento superior al del varón, tenemos muchas ventajas solo debemos saber aprovecharlas”, dice con alegría, mientras finaliza el repaso por su gran historia de vida.