La Oficina del Presidente Javier Milei compartió en X un escrito que expresa “preocupación” y apunta contra sectores de la clase política que pretenden avanzar con una “agenda propia e inconsulta” que entorpece las negociaciones y el diálogo en la previa por el tratamiento del DNU.
“Tanto el tratamiento apresurado del DNU 70/23 como la iniciativa de promover una reforma jubilatoria sin consenso violentan el espíritu del acuerdo promovido por el Presidente”, remarca el comunicado.
En la Casa Rosada admitieron a La Nación que el mensaje estaba dirigido a la oposición pero también a la vicepresidenta Victoria Villarruel porque avanzó con el armado de la sesión sin acordar con el Presidente. “La decisión del Gobierno era de no tratarlo. No tenemos idea de qué compromisos se asumieron y por qué se incluyo en el temario”, dijeron apuntando a la Cámara alta, importantes fuentes de Balcarce 50.
Tras lo que insistieron en que lo sucedió con la inclusión del tratamiento del DNU en la sesión de este jueves, “fue una decisión unilateral del Senado”, en la que esta incluida Villarruel. “Puso el gancho”, dijeron. “Por acción u omisión, lo hizo. O se vio en un compromiso”, completaron. Además, según pudo reconstruir este diario, Villarruel no solo no consultó, sino que tampoco explicó al Presidente las razones de su decisión de ir a contramarcha de la decisión de su propio espacio político.
Los cuestionamientos a la figura de la vicepresidenta vienen desde hace tiempo y son cada vez mayores en las filas del Ejecutivo y las molestias por las consecuencias que puede tener el tratamiento del DNU en la jornada de este jueves, eran totales en el caer de la noche de este miércoles. La sesión está planificada para las 11 de la mañana, en lo que se espera que sea un escenario de máxima tensión tanto con la oposición como dentro del oficialismo.
Es más: inmediatamente después de que se dio a conocer el comunicado, en la reunión de Labor Parlamentaria que preside Villarruel se ratificó incluir el tratamiento del DNU en el temario de la sesión de hoy.
De este modo quedó configurado el escenario de mayor tensión entre Milei y Villarruel desde que asumieron al frente del Poder Ejecutivo.
El comunicado anticipa: “El potencial rechazo del DNU, que actualmente se encuentra próximo a una definición de la Corte Suprema de Justicia, conllevaría un grave retroceso a los derechos y necesidades del pueblo argentino, implicando por ejemplo la ley de alquileres, el retorno de un sistema rígido de obras sociales sindicales, el sostenimiento del modelo corrupto de los Registros Automotor y la anulación de la política de cielos abiertos entre otras”.
En esa línea, desde el Poder Ejecutivo piden a los legisladores no dejarse “cautivar por el canto de sirena de quienes pretenden anotarse victorias a corto plazo en detrimento del futuro de los 45 millones de argentinos”. Por último, Milei agradece expresamente a “los legisladores comprometidos con los intereses de la Patria y la senda de cambio que no se prestan al juego perverso de aquellos que han decidido entorpecer deliberadamente el desarrollo de la Nación”.
El malestar libertario con Villarruel venía in crescendo desde hace semanas, pero se acrecentó en los últimos días. Las rispideces contra ella se originan, entre otras cosas, fundamentalmente en el alto perfil que detenta y en lo que consideraban que es su “permanente” voluntad de “cortarse sola” y “armar su propia agenda”, por fuera de lo que marca la línea de Gobierno. Villarruel también sumó molestias internas por su impuntualidad, que la llevó incluso a llegar tarde a las primeras reuniones de Gabinete, incluso después del propio mandatario.
Las tensiones también se dieron antes de asumir alrededor de las áreas de Seguridad y Defensa, en las que Villarruel buscaba incidir con las elecciones de los nombres, que luego terminaron en manos de Patricia Bullrich y Luis Petri. Eso fue antes de asumir, pero dejó heridas sin cerrar que a lo largo de las semanas y de la profundización de su perfil, se exacerbaron.
Pero todo se aceleró en los últimos días. El anteúltimo capítulo fue a fines de la semana pasada se conoció la suba de los salarios de los legisladores, una decisión que causó “furia” en el presidente, quien a poco de enterarse ordenó retrotraer la medida.
Entonces, mientras que el titular de la Cámara Baja, Martín Menem, se alineó rápidamente con él y anunció públicamente que retrotraería la situación, Villarruel se mantuvo en silencio público y se dejó trascender su malestar con la situación. En las filas libertarias no podían creer que pese al impacto negativo de la decisión en la opinión pública, la funcionaria no hiciera una sola mención en público explicando la situación ante una población golpeada por la situación económica.
En ese caso, Villarruel aseguran que aspiraba a consensuar la decisión con los titulares de los bloques, dado que, según explicaban cerca suyo, entendía que el aumento había sido otorgado en el marco de una paritaria y no se podía disponer así su modificación. Finalmente la decisión presidencial pesó más y la vice debió firmar junto a Menem la decisión.
Pero fue apenas horas después de poner su firma en esa decisión, que Villarruel la puso también para habilitar el debate en el Senado por el decreto de necesidad y urgencia (DNU) que contempla fuertes desregulaciones a la economía y se trata de uno de los pilares de la administración libertaria.
Con su decisión, la vicepresidenta expuso a Milei ante el riesgo de convertirse en el primer presidente en democracia al que se le rechace un decreto. Una jugada que despertó la respuesta de este miércoles por la noche desde la sede de Gobierno y que podría implicar una dura derrota política para su propio espacio, comprometiendo el futuro de las más de 300 leyes que fueron alcanzadas por esta medida.
Para el gobierno libertario se trata, junto con la ley ómnibus, del primer tercio que el Gobierno busca introducir a lo largo de su administración.