Este 31 de marzo vencen los convenios que el PAMI tiene con los laboratorios y las farmacias para la provisión de medicamentos a los 5 millones de afiliados de esa obra social y, como suele pasar cuando se renuevan estos acuerdos, hay idas y vueltas, algunas pujas y rumores en potencia sobre los cambios que se pretenden implementar.
Son días en que la palabra “recorte” sale fácil. Esta no es la excepción. Hay quienes afirman que, a falta de un avance en las negociaciones y dado el contexto agrietado del país, “lo más problable es que los convenios, tal como están ahora, se prorroguen seis meses”. Otros dicen que una continuidad así sería solo por un trimestre.
En cambio, otros aseguran que no debería cambiar nada. Que la gestión de Salud de Mario Russo y de Esteban Leguízamo en el PAMI son buenas y que ellos tienen voluntad de hacer las cosas “bien”. Una sensiblidad cuyo fracaso más bien depende de la quita de recursos desde el Estado nacional.
Sin embargo, en la vereda de enfrente hay quienes prevén que, pasado un primer plazo de prórroga de los acuerdos actuales (“hasta que el Gobierno encuentre la estabilidad que busca”, definía una fuente del sector), haya un recorte en el número de medicamentos cubiertos por el PAMI. Se haría en nombre de una “mayor racionalidad”.
Veamos qué es eso y qué formas podría adoptar, según una variedad de versiones extraoficiales, que contrastan con lo que por ahora dicen desde el PAMI.
Cobertura de medicamentos: qué dicen en el PAMI
La realidad de estos días se siente muy dura, en especial para los jubilados. Una acrítica motosierra amenaza todo lo que a sus ojos tenga la forma de colgajo social. Sin embargo, en el PAMI buscaron aportar tranquilidad.
“El programa de medicamentos gratis aún se encuentra vigente. Con respecto a su continuidad, la obra social está trabajando como todos los años y se están llevando adelante reuniones con la industria para garantizar una cobertura de calidad para todos los afiliados”, explicaron.
Aseguraron que nadie va a perder sus medicamentos gratis y, sobre todo, “van a poder continuar todos sus tratamientos”. “Cualquier información adicional” sobre este tema “podría entorpecer las negociaciones”, subrayaron.
ABC de la cobertura de medicamentos por PAMI
El PAMI, la mayor obra social del país, hoy cubre 167 drogas (en el sector les dicen “moléculas” o “principios activos”), a su vez representadas en más de 3.000 presentaciones de marca. Esa lista (el famoso “vademecum”) es dinámica: cada tanto se quita alguna droga o se agrega otra. Pero un “recorte” del vademecum tendría otra envergadura.
Hay que recordar que cada afiliado tiene acceso a seis medicamentos gratuitos -cubiertos al 100%- por mes. Del séptimo medicamento en adelante, el afiliado (que no haya hecho un trámite especial) abona un copago, pero la cobertura del organismo llega hasta el 80% del precio del remedio, valor que, cabe remarcar, es en sí más bajo que comprándolo por fuera del canal del PAMI.
Esto se debe justamente a los convenios especiales entre el organismo y los laboratorios. El tema del que trata esta nota.
Esos acuerdos (el actual, dijimos, vence en dos semanas) suelen durar dos años, de modo que una prórroga por un trimestre o semestre, como prevén algunos, podría interpretarse como un síntoma de inestabilidad, incertidumbre o enorme falta de consenso en el sector.
De hecho, no es un segmento sencillo.
Cómo son los acuerdos de los laboratorios y farmacias con el PAMI
Todo funciona así. El PAMI debe primero acordar los precios de los remedios con los laboratorios, representados en su mayoría por tres de las cuatro cámaras del sector: CAEME (que nuclea la industria de capital extranjero), CILFA (la cámara más grande de las que aglutinan los laboratorios nacionales) y Cooperala (también de nacionales). Por lo que se pudo averiguar, CAPGEN, la última de las cámaras, no está incluida en estos acuerdos.
En el convenio actual, el precio de los remedios se ajusta mensualmente en base a las subas del Índice de Precios al Conumidor. Se estima que esa regla podría continuar en el nuevo acuerdo.
En cuanto a la provisión de los medicamentos, está en manos de las farmacias, de modo que al PAMI le toca negociar también con ellas, puntualmente, con las cinco entidades que nuclean las farmacias del país (la mayoría de las cuales atienden por PAMI). Son cinco pero uno podría dividirlas en dos grupos.
Lo que sigue es un reduccionismo didáctico, pero de un lado están COFA y FEFARA, entidades que representan a muchísimas farmacias del interior, en general chicas.
En el extremo opuesto, por estar alineadas con los laboratorios nacionales, se dice, están FACAF, Farmasur y Mutuales y Sindicales.
PAMI debe negociar con todos esos actores, aun con sus diferencias internas. Esto significa, firmar convenios con todos. Uno con cada una de las cámaras farmacéuticas, aunque se supone que son contratos idénticos.
Medicamentos por PAMI: en busca de una mayor “racionalidad”
Un achique en busca de “racionalidad” podría implicar una quita de algunas drogas del vademecum. Los rumores sobre esta posibilidad existen, pero nadie los confirma.
Una fuente del mundo farmacéutico que compartió un listado de aquellas drogas que desde abril podrían eliminarse de la cobertura, detalló no menos de 30. Otra, en cambio, amplió a 60, sin listado en mano. Por ahora, especulaciones sin confirmación desde el organismo.
Otros referentes del sector aseguran que la intención del PAMI no es achicar en ese sentido sino solo bajar el volumen del consumo mensual, controlando mejor. Esto podría adoptar dos formas.
Una, que el PAMI busque detectar a los jubilados que suelen pedir órdenes médicas que luego utilizan terceros. Familiares, por ejemplo.
Dos, que busquen evitar que los afiliados que pagan una prepaga de su bolsillo se “aprovechen” del sistema (un tema por lo menos polémico). Esas personas les piden a un médico de cabecera de PAMI que les transcriba las recetas indicadas por el especialista que genuinamente los atiende, quien trabaja en forma particular o para la medicina privada, sector que por supuesto no entrega medicamentos al 100%.
El difícil matrimonio del PAMI y los laboratorios nacionales
El PAMI existe desde los años 70 y por lo menos desde los 90 que se firman estos acuerdos con el sector. ¿Qué tiene de especial este momento y la confección de un nuevo acuerdo?
Básicamente, el contexto general del país, con un Gobierno de un signo político disruptivo y poco conocido, que propone reglas distintas de las conocidas, en varios órdenes. Esta suerte de “refresh” es vista por algunos como una oportunidad para recuperar terreno perdido.
Según circula, la industria farmacéutica nacional estaría interesada en aprovechar los nuevos convenios para recuperar la gestión del circuito de recetas del PAMI.
Para entenderlo, hay que remontarse a la segunda mitad de 2018, en la gestión presidencial de Mauricio Macri, momento en el que se generó lo que algunos recuerdan como una “corrida”.
Entonces, varios laboratorios le rescindieron su contrato al PAMI, en un intento por sentarse nuevamente a la mesa y generar acuerdos con mejores condiciones para ellos.
El cortocircuito entre los laboratorios y el Gobierno fue inmediato y el entonces Presidente, enojado, terminó quitándoles la gestión del sistema de validación, proceso y auditoría de las recetas, que hasta entonces la industria operaba a través de la red Farmalink.
Macri ejecutó esa decisión, pero los ideólogos detrás fueron las propias farmacias: en realidad, aquellas no directamente alineadas con los laboratorios. Estimularon al PAMI a administrarse solo y hoy, de hecho, la mayor parte de las operaciones se hacen a través de otra red llamada FarmaPAMI.
¿Qué se rumorea ahora? Que los que entonces perdieron buscan volver. Clarín intentó encontrar una respuesta sobre este punto sensible, pero desde el sector prefirieron no hablar del tema.