Nunca un aumento de la pobreza será una buena noticia, así se trate como ahora de muy moderados 2,5 puntos porcentuales entre el primer semestre de 2023 y el segundo de 2023. Puesto de un modo más claro, el problema es que a este paso ya vamos por 20 millones de personas, incluidos 5,7 millones de indigentes, que ocupan el último escalón de la pirámide social y que además la gran mayoría lo ocupa hace mucho tiempo.
Queda claro al menos aquí que la responsabilidad no está en la gestión de Javier Milei ni deriva, directamente, del súper ajuste que ha empezado a sembrar despidos en el Estado nacional. Si se quiere, la cuestión ancla en una economía que ha ingresado en zona de recesión tirando a profunda donde para nada sobrarán las oportunidades de conseguir un empleo.
Informes de consultoras que ponen la lupa en la evolución de las actividades productivas advierten que la economía real se encuentra en niveles similares a los que había en marzo de 2021, esto es, a la salida de la gran pandemia. Sólo para completar, en el 2020 previo a ese año el PBI se había desplomado un 19,9% y la inflación ya volaba.
Más acá o acá mismo, un batallón de estadísticas del INDEC cuentan que en enero 2024 contra enero 2023 la producción industrial cayó un 11,3% y de seguido un 16,9% la construcción, 8,% el comercio mayorista y minorista, 12,6% la mismísima actividad financiera y 13,5% la pesca. El balance final dice 11 sectores en rojo y 5 en positivo y representa una versión directa de cómo andan algunos de los grandes sectores que generan empleo.
Otras de las claves fuertes de este cuadro son los ingresos de las personas y por lo que se ve en los estudios privados eso también va para el lado de la pobreza.
Dicen, para empezar, que respecto del primer semestre del 2023 el ingreso familiar promedio ha aumentado un 69%. Al fin un pelotazo a favor de los asalariados, salvo por un detalle: en los últimos doce meses la inflación cantó un 276%.
De la misma especie tenemos ahora el costo de la llamada Canasta Básica Alimentaria Total, que incluye alimentos considerados esenciales y define la línea de indigencia: aumentó para el caso impresionante 300% entre febrero 2023 y febrero 2004.
Ningún pelotazo a favor de los asalariados. En la misma comparación, los trabajadores registrados que cobran en blanco y están amparados por paritarias y normas laborales, o sea, los mejor posicionados en esta pulseada pierden por 95 puntos contra los precios también entre febrero 23 y febrero 24.
Está claro, la inflación siempre manda. Y si existe un proceso de estanflación, como los especialistas llaman al panorama argentino, lo que en realidad hay es un cuadro con mucha inflación y crecimiento muy cercano a cero o debajo de cero.
Siempre números, los datos del INDEC de 2023 cerraron con una inflación anual del 211,4% que pasa por 116 puntos largos al 94,8% del año anterior. Más números y final hasta la próxima serie: ese 2023 plantó una caída del PBI del 1,6% respecto de 2022.
Visto el panorama completo, suena cantada la necesidad de avanzar con un plan económico bien armado y apuntado haría a varios frentes, empezando por la inflación y sin descuidar el crecimiento. Y no luciría mal, de paso, archivar la gastada letanía de sacarse los problemas de encima disparando culpas sobre otros, pues se sabe que los problemas solo desaparecen cuando se los resuelve.