La confianza manifestada por el ministro del Interior, Guillermo Francos, en que las leyes reclamadas por el Gobierno serán aprobadas sin contratiempos en el Senado, parece chocar de frente con el clima que se vive en una Cámara alta donde, por el momento, tanto la denominada Ley Bases como el paquete fiscal podrían encontrar en los impuestos a las Ganancias y al tabaco duros obstáculos que amenazan con postergar los planes de Javier Milei, quien pretende tener ambas leyes sancionadas antes de la firma del Pacto de Mayo.
El desafío más duro parece ser el de Ganancias, contemplado en el proyecto de ley de reforma fiscal que Diputados aprobó a la sombra de la Ley Bases. “Hoy no están los votos”, es la frase en la que, palabras más, palabras menos, coinciden en despachos tanto oficialistas como de la oposición dialoguista. El problema son las provincias patagónicas productoras de petróleo, cuyos votos tienen mayor incidencia en el Senado que el que tienen en la Cámara baja.
Pero no es el único escollo que deberá enfrentar en la Cámara alta el Gobierno, la vicepresidenta Victoria Villarruel y la escueta tropa de siete senadores de La Libertad Avanza. También asoma conflictivo el tema del aumento del impuesto a los cigarrillos del 70% al 73% y la decisión tomada en Diputados, en una apretada votación, de incluir a la Tabacalera Sarandí entre los sujetos alcanzados por el gravamen.
La empresa viene eludiendo el pago del tributo gracias a una serie de fallos judiciales que beneficiaron a su propietario, Pablo Otero, o “El señor Tabaco” como lo denominó el presidente Milei. El tributo fue incluido a último minuto en la Ley Bases sancionada en Diputados.
Este caso, las cuentas en la Cámara alta están en el aire. La votación del impuesto en Diputados atravesó de manera transversal a todos los bloques, demostrando que el de Sarandí es un tema que excede a los posicionamientos ideológicos o políticos y que de fondo, según las versiones que circulan por los pasillos del Congreso desde hace más de dos semanas, están los lobbies cruzados entre tabacaleras, con Otero de un lado y de Massalin Particulares del otro.
Talón de Aquiles
Mientras los proyectos aprobados en Diputados todavía no ingresaron a la Cámara alta, ya que no es un proceso fácil ni rápido el de componer el texto definitivo de una iniciativa, sobre todo cuando recibió cambios en el recinto de una caótica y extensa sesión, en el tablero oficialista ya se encendieron las primeras luces de alarma con la cuestión del impuesto a las Ganancias.
El Gobierno propone la restitución de Ganancias como forma de compensar el severo ajuste fiscal al que está sometiendo a las provincias. Como se trata de un impuesto coparticipable, los gobernadores acompañan la medida, aunque en su mayoría lo hacen en silencio ante lo que, se sabe, es una medida impopular. Esto es así porque volverán a tributar aquellos trabajadores que cobren más de 2,2 millones de pesos.
El universo de afectados no parece muy extenso, pero si cobra importancia en las provincias productoras de petróleo, sobre todo las del sur, en donde a los altos salarios que paga la actividad se suman los pagos por zona desfavorable y otros extras que hacen que los trabajadores de las empresas petroleras vuelvan a perder una parte importante de sus ingresos con la “reversión” de la quita de Ganancias que impulsó el kirchnerismo el año pasado en medio de la campaña electoral.
Y es aquí donde las alarmas suenan en el despacho de Villarruel y de la tropa libertaria que conduce el jujeño Ezequiel Atauche. Es que esas provincias administran media docena de votos que amenazan la integridad de la reforma fiscal que, en caso de sufrir un cambio en el Senado, tendrá que volver en segunda revisión a la Cámara baja, con la pérdida de tiempo que eso conlleva y la cercanía del 25 de mayo como fecha para la firma del pacto al que convocó Milei.
Si se toma en cuenta que, si repite su conducta en la Cámara baja, el kirchnerismo pondrá a toda su bancada en contra, es decir 33 senadores, el voto en rechazo de los senadores de Santa Cruz, José María Caramba y Natalia Gadano alineados con el gobernador Claudio Vidal (Por Santa Cruz); y de Chubut, Edith Terenzi (UCR) y Andrea Cristina (Pro), que responden el mandatario Ignacio Torres (Pro); alcanzan para sumar la mayoría absoluta, mitad más uno del cuerpo, y bloquear el artículo de Ganancias.
Sin embargo, el rechazo a la restitución del impuesto cuya eliminación impulsó Sergio Massa para hacer campaña electoral sería mayor si se toma en cuenta que el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, se sumó a la oposición a Ganancias, por lo que se descarta que la senadora Monica Silva hará lo mismo.
Distinto es el caso de Neuquén, en donde el gobernador Rolando Figueroa apoyó el reclamo de sus colegas de la región, pero mantiene una alianza con Lucila Crexell, una senadora que suele jugar de líbero y no siempre responder de manera automática a los alineamientos políticos o regionales.
Pero el rechazo a Ganancias se extiende como una mancha de aceite en el Senado, donde todas las provincias están representadas en un pie de igualdad. Así, en algunos despachos también cuentan en contra de la restitución del impuesto a los peronistas antikirchneristas Carlos Espínola (Corrientes) y Edgardo Kueider (Entre Ríos). Ambos votaron por eliminar el impuesto el año pasado y no tienen gobernadores que les puedan pedir sus votos.
En este escenario, el ministro Francos tendrá que trabajar mucho para lograr que su optimismo en que las leyes saldrán sancionadas del Senado se vuelvan realidad. La única posibilidad que le queda es restar votos de la bancada peronista, una misión difícil, aunque no imposible.