San Lorenzo se quedó este jueves con un inimaginable y agónico triunfo por 3-2 ante Liverpool por la quinta jornada del Grupo F de la CONMEBOL Libertadores, confirmando la dualidad de un equipo en construcción bajo la dirección técnica de Romagnoli, que venía de perder en el torneo local y se quedó con un encuentro áspero por el peso de su historia.
El Ciclón llegó a los 7 puntos y se ubico en el 2° lugar del grupo, tres por encima de Independiente del Valle y el propio equipo uruguayo. Si no fuera porque cierra con Palmeiras en Brasil, sus perspectivas de clasificar serían considerablemente mejores.
Pero ¿cómo llega a ser competitivo un equipo aún acefalo, con un DT nuevo -y el otro, un idolo del club, despedido por malos resultados- en medio de una competencia internacional que añoraba jugar después de tres años?
Con el aliciente, claro, de que el equipo venía de una derrota en el estreno en el Torneo de la Liga ante Deportivo Riestra luego de la victoria como local ante Independiente del Valle. Y que no contaba con Adam Bareiro, su goleador, el zaguero Jhohan Romaña -ambos suspendidos- ni el arquero Facundo Altamirano (lesionado).
La respuesta es tan vieja como el fútbol: la camiseta pesa. Y la grandeza de San Lorenzo es lo que lo exige y lo pone a pelear por entrar a octavos. Porque de fútbol, esta noche, hubo realmente poco.
El Ciclón jugo un partido ante Liverpool que probablemente hubiera perdido si el rival era de otro calibre. Ni con la tranquilidad de abrir el marcador a los 5′ de juego evitó el sufrimiento.
En los papeles, enfrentaba al Campeón Uruguayo. Solo en los papeles, porque de aquel equipo que hizo historia del otro lado del Plata ganándole la final a Peñarol solo quedó su delantero Luciano Rodríguez. Y aún así el equipo uruguayo dominó las acciones a lo largo de casi todo el segundo tiempo y durante buena parte del partido.
¿Cuánto pesa la camiseta de San Lorenzo?
La noche fue una montaña rusa en el Bajo Flores, de la alegría por el gol rápido, la frustración por el insólito error de un lateral que selló el empate, la euforia por la gran jugada de Cuello para el 2-1 y el temor por el gran gol de Rodríguez para el 2-2. Lo cierto es que San Lorenzo jugó muy poco. Salvo Cuello, que sacó un gol de la galera o alguna trepada puntual de Giay, cuesta recordar algún circuito de juego para destacar.
El gol de Campi cerca del final, con un cabezazo perfecto, termina enterrando el mal partido de San Lorenzo y confirma, por si hacía falta, que la historia de los clubes también juega su papel en cada encuentro.
A principios de siglo un médico de Massachusetts llamado Duncan MacDougall se desveló por averiguar y certificar cuánto pesaba el alma. Según él, después de varias pruebas, descubrió que cuando alguien muere pierde 21 gramos. ¿Y cuánto pesará la camiseta de un grande como San Lorenzo?
Es, por obvias razones, algo más difícil de medir a pesar de existir físicamente. Pero es lo que pone a pelear al Ciclón en la CONMEBOL Libertadores a pesar del cambio de DT, los altibajos y el poco fútbol. Si San Lorenzo no fuera San Lorenzo, probablemente ya se hubiera despedido del máximo certamen continental. Pero la historia lo deja vivo y coleando para depender de sí mismo en la última fecha.