El comportamiento de las capas de hielo que conforman las gigantes plataformas de la Antártida es continuamente estudiado por los científicos para lograr determinar qué produce, o acelera, su derretimiento. Un grupo de expertos dirigido por la Dra. Rebecca Dell del Instituto de Investigación Polar Scott (SPRI) de la Universidad de Cambridge logró detallar en una investigación la importante influencia del aguanieve producida en verano por el deshielo.
En la actualidad, este tipo de agua de deshielo no se tiene en consideración en los modelos climáticos utilizados para estudiar la región. Debido a esto, en la investigación, de la cual también participaron investigadores de la Universidad de Colorado Boulder y la Universidad Tecnológica de Delft, se utilizó un modelo de aprendizaje automático para identificar la cantidad de aguanieve presente y, posteriormente, determinar qué efectos tiene sobre las plataformas de hielo.
El hielo, ante el aumento de la temperatura en el verano del hemisferio sur, tiende a derretirse y forma tanto lagos (agua estancada) como aguanieve. Ambos tipos se mantienen en la superficie y, según los datos recientes, el 57% del agua estaría en forma de aguanieve, mientras que el agua estancada conforma el 43% restante.
Los investigadores descubrieron, además, que ambos tipos de agua de deshielo “provocan una formación de agua de deshielo 2,8 veces mayor de lo previsto por los modelos climáticos estándar”, según comentaron desde la Universidad de Cambridge en un artículo. Esto se debe a que son capaces de absorber más calor del Sol que el hielo o la nieve, que tienen una mayor capacidad para reflejar la radiación. Es un aspecto que tampoco se tiene en cuenta y deviene en estimaciones erróneas sobre el derretimiento y la estabilidad de las plataformas.
Las herramientas aportadas por la inteligencia artificial fueron utilizadas en conjunto con el satélite Landsat 8 de la NASA para mapear el aguanieve y diferenciarla de sombras u otras formaciones que son similares cuando se observan de manera satelital. Las plataformas y su evolución fueron estudiadas entre los años 2013 y 2021. Esto fue importante para lograr descubrir el papel que juega el aguanieve en las plataformas y en el aumento en los niveles de los mares.
“El aprendizaje automático nos permite utilizar más información del satélite, ya que puede funcionar con más longitudes de onda de luz de las que el ojo humano puede ver. Esto nos permite determinar qué es y qué no es aguanieve, y luego podemos entrenar el modelo de aprendizaje automático para identificarlo rápidamente en todo el continente”, explicó Dell.
Ya se había estudiado la influencia de los lagos en la superficie de la Antártida, que agregan peso y pueden contribuir a fracturas que causen el colapso de las plataformas de hielo. Pero hasta el momento no se había localizado aguanieve en un territorio tan vasto de la Antártida, por ende los expertos no estaban teniendo en cuenta más de la mitad del agua de deshielo en la superficie.
“Dado que el aguanieve es más sólido que el agua derretida, no provocará hidrofracturas de la misma manera que lo hace el agua de un lago, pero definitivamente es algo que debemos considerar cuando intentamos predecir cómo o si las plataformas de hielo colapsarán”, comentó el profesor Ian Willis, también de SPRI, coautor de la investigación.
Aún hacen falta más estudios sobre el comportamiento del agua de deshielo y los efectos que tiene en las plataformas, pero lo que determinaron los científicos es que se deberían agregar las variables halladas a los modelos climáticos que tienen como finalidad el comprender el clima terrestre.
“Me sorprendió que los modelos climáticos tuvieran tan poco en cuenta el agua de deshielo. Nuestro trabajo como científicos es reducir la incertidumbre, por lo que siempre queremos mejorar nuestros modelos para que sean lo más precisos posible”, manifestó Dell.
Por otro lado, debido al calentamiento global es posible que el territorio de la Antártida cambie por completo. El hielo se derretirá en mayor medida lo que generará una inestabilidad en las plataformas y hasta un posible colapso que lleve a un aumento en el nivel del mar.
Y, debido a la mayor retención del calor del agua de deshielo, este proceso es cíclico y continuará empeorando. La única manera de frenar el proceso es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para detener el calentamiento global.
Infobae