Robert Francis Prevost, nacido en Chicago, se convirtió este jueves en el 267º Papa de la Iglesia Católica, adoptando el nombre de León XIV. Con esta histórica elección, Prevost, quien fue elegido tras un cónclave realizado en la Capilla Sixtina del Vaticano, asume el liderazgo espiritual de los 1,4 mil millones de católicos del mundo.
A los 69 años, el nuevo papa celebró su primera misa este viernes, en la que ofreció su esperada primera homilía en la Capilla Sixtina junto a los cardenales. Se refirió a la relación de Jesús con sus discípulos y la trasladó al vínculo que él pretende tener como jefe de la Iglesia Católica con los prelados.
“Me habéis llamado para llevar una cruz y para ser bendecido con esta misión, y quiero que vosotros caminéis conmigo porque somos Iglesia, una comunidad que debe anunciar la Buena Nueva”, indicó; al tiempo que destacó: “Jesús nos mostró un modelo de humanidad santa que todos podemos imitar”.
Luego sostuvo que la falta de fe lleva consigo muchas heridas que acarrean a la sociedad y mencionó a su antecesor, el papa Francisco. “Como muchas veces nos ha enseñado el papa Francisco, estamos llamados a dar testimonio de la fe gozosa en Jesús salvador”, remarcó.
La agenda de León XIV continuará el domingo, cuando rezará la oración Regina Coeli desde la Logia Central de la Basílica de San Pedro a las 12:00. En tanto, el lunes se reunirá con los trabajadores de los medios de comunicación acreditados ante la Oficina de Prensa de la Santa Sede. El encuentro se llevará a cabo a las 10:00 en el Aula Pablo VI, donde el pontífice podrá interactuar con los periodistas que han cubierto los eventos recientes.
León XIV lamentó que en la actualidad “son muchos los contextos en los que la fe cristiana se reduce a lo absurdo, algo para personas débiles y poco inteligentes”.
Y por ello urgió “a anunciar el Evangelio donde se ridiculiza a quien cree, se le obstaculiza y desprecia o, a lo sumo, se le soporta y compadece”, en una homilía enfocada en la misión de evangelizar de la Iglesia.
Por último, rechazó reducir la figura de Jesús a la de un “líder carismático o a un superhombre”. En concreto, manifestó: “No faltan tampoco los contextos en los que Jesús, aunque apreciado como hombre, es reducido solamente a una especie de líder carismático o a un superhombre. Y esto no solo entre los no creyentes, sino incluso entre muchos bautizados, que de ese modo terminan viviendo, en este ámbito, un ateísmo de hecho”.
Infobae